¿Hasta cuándo vamos a seguir creyendo
que la felicidad no es más que uno
de los juegos de la ilusión?
Julio Cortázar

Pam Pam Pam
Allá al final del mundo queda Piedra Ancha, donde vive un joven llamado Mauricio, el todo los días sale en la mañana su casa y camino al colegio corta una Azucena, eso si, como Mauricio no había quien cortara Azucenas, al llegar al colegio él buscaba a Margarita una mujer de ojos grandes y cabellera negra hasta la cintura, se le acerca y le dice que le trae un regalo, le entrega la flor, ella lo mira de arriba abajo y no dice nada, al otro día lo mismo, el corta la Azucena va al colegio y se la regala a ella, pero no pasa nada.
Mauricio era el mejor monaguillo que pudo conseguirse el padre Juan, porque aparte de cortar Azucenas, como él, nadie tocaba las campanas, los miércoles eran los días de descanso en Piedra Ancha y Mauricio se iba para el río a ver a Margarita, detrás de unos arbustos  se quedaba mirando como ese río venoso recorría el cuerpo desnudo de ella, como ese río bajaba por su cabello, sus senos, y su sexo, Mauricio se bajaba los pantalones y empezaba a masturbarse viendo como ese rio hacia lo que él siempre había soñado. Al día siguiente Mauricio llega al colegio y le entrega una Azucena a Margarita, pero esta le pregunta que porque le da tanta flor, el responde que es que como él no hay quien corte Azucenas a lo que ella responde; “que flores puede cortar cualquiera, pero escribir un poema no, si me escribes uno te doy un beso”.
Mauricio salió de allí para su casa y se quedo pensando día y noche, que le podía escribir. pensó en los miércoles en el río y se bajo los pantalones con la imagen del río recorriendo el cuerpo desnudo de Margarita, de cómo bajaba por su cabello, sus senos y su sexo, ahí después de pensar y pensar, saco una navaja de bolsillo que alguna vez le había regalado el padre Juan, se hizo un corte en la palma de mano y escribió sobre un papel; “con esta navaja te corto un flor con ella misma, me corto mi mano y con mi sangre, vos y yo fecundemos el cielo”, eran las palabras mas bonitas que pudo escribir Mauricio porque él para cortar Azucenas sí, pero para escribir como que no.
El sale corriendo hacia río a buscar a Margarita al llegar ahí, se hace detrás de los arbustos y desde ahí observa como ese rio venoso baja por el cabello y los senos de Margarita y también por el cabello y el sexo de Javier, ese muchacho que todas en el colegio conocen porque se mantiene en su triciclo veloz, ofreciéndoles un paseíto. Mauricio rompe el poema y sale corriendo para el pueblo, se encierra en el campanario y empieza a tocar las campanas, se baja los pantalones y piensa en como ese río Venoso recorre el cuerpo de margarita, cerca de ahí está el padre Juan que se sorprende porque no es hora de que suenen las campanas, y corre hacia la iglesia, pero al llegar, ve como Mauricio, su mejor monaguillo se masturba mientras toca las campanas, saca un correa y empieza a golpear al muchacho que no para de llorar, Mauricio sale corriendo a su casa, coge algo de ropa, su navaja de bolsillo y se va de el pueblo. Después de unos años, ya casi veinte, el recuerda a Piedra Ancha y decide ir a su pueblo natal, abre un cajón saca una pistola, algo de dinero y la vieja navaja de bolsillo que alguna vez le regalo el padre Juan, gracias a ella había empezado a hacer su fortuna y se convirtió en un hombre poderoso.
Cuando este llega al Pueblo, toda la gente sale a la calle, al ver un carro tan lujoso empiezan a murmurar; “que llegaron los de la capital, que el progreso a llegado a Piedra Ancha”, y en menos de una semana, Mauricio es dueño de medio pueblo. un miércoles  como lo hacía hace tantos años, fue al río, cuando llego, vio que había un hermosa de larga cabellera, bañándose desnuda, vio como ese río venoso recorría todo su cuerpo y así como hace tanto tiempo no lo hacia se bajo sus pantalones, pero la mujer lo vio y le pregunto que si quería hacerle el amor, e hicieron el amor una, otra y otra vez, ese río venoso recorrió los cuerpos de Mauricio y Margarita, después de terminar ya cansados en la orilla, el saca la pistola que llevaba en su bolsillo y pam pam pam, le dispara en el pecho, luego coge su navaja de bolsillo, esa que alguna vez le regalo el padre Juan y se corta las venas, antes de morir con su sangre escribe; “con esta pistola te doy tres disparos, con esta navaja me quito la vida, y con nuestra sangre vos y yo fecundemos el infierno”. 

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