Medellin, Cuna de la radio empresarial



La industria floreció en Antioquia durante la primera parte del siglo, no para aprovechar los recursos naturales de la región, o para explorar una posición geográfica privilegiada, sino como consecuencia del empuje de su gente. En 1929, en Medellín se hicieron las primeras gestiones para una licencia de radiodifusión, pero a pesar de ellas, la radio también llegó tarde para Antioquia. Aquí se evidencian los resultados de una inadecuada legislación. En momentos en que se requería estímulo y apoyo por parte del gobierno.

Correspondió al ciudadano norteamericano Camilo E. Halaby, muy integrado al desarrollo antioqueño, despertar el interés entre los industriales por la nueva actividad de la nueva radiodifusión. En los primeros años de su origen, previos a 1930, su empuje no fructificó, pero dejo abierto el camino para que en 1932 se adjudicara una licencia a la primera estación radial de la ciudad, a nombre de Santiago Gaviria. Esta emisora, de propiedad de Arturo Uribe y Alfredo Daniels, se conoció como la HKO Medellín Radio, la cual se convirtió posteriormente en La Voz de Antioquia.

La difícil experiencia de la radiodifusión durante el primer lustro de la década de los treinta, al menos sirvió para estimular el crecimiento de la audiencia y para comprobar la eficacia de la radio como medio publicitario, simultáneamente, la industria tratando de recuperarse de los devastadores efectos de la gran depresión, necesitaba un sistema adecuado para promocionar la venta de sus productos, principalmente, los de consumo popular y este no podía ser otro que la radio. Razones como esta le permitió a Alberto Hoyos Arango, después de fundar una emisora en su ciudad natal, convencer a algunos industriales de Medellín de practicar en la formación de una empresa radial. El promotor logro que se asociaran COLTABACO, FABRICATO, CERVUNION, Laboratorios Uribe Ángel, Compañía Nacional de Chocolates, Café La Bastilla y Carlos Escobar, para formar la Compañía Colombiana de Radiodifusión, empresa que absorbió a primera estación HKO, cambiando su nombre por La Voz de Antioquia y obteniendo las letras de llamada HJ4-ABA y ABE. Para las frecuencias 6.097 y 1.250 Kc. La emisora inicio operaciones en 1935 con nuevos equipos ensamblados por los técnicos nacionales Daniel Hoyos y Jaime Tobon con una capacidad de 1 kw en onda corta. Posteriormente se adquirió un transmisor importado con capacidad de 300 w. Este transmisor, montado sobre un armario de madera, se volvería famoso debido a que Daniel Hoyos, su técnico, murió electrocutado cuando lo estaba inspeccionando.

La simbiosis entre la radio y la industria pronto comenzó a dar los resultados esperados por las dos partes comprometidas en la asociación. En 1935 la programación de La Voz de Antioquia se modificó sustancialmente. Comenzaron los programas en vivo, la presentación de artistas nacionales y extranjeros. Las transmisiones a control remoto, y se dieron pasos importantes en la conformación de los espacios noticiosos.

A partir de entonces no todas fueron leídas de los periódicos; algunos reporteros radiales se desplazaron por la cuidad buscando material para sus noticieros. Fue la época de programas como Teatro al aire, de COLTABACO; Novedad, de Cine Colombia y el Radio periódico El Mensajero.

La Voz de Antioquia no nació sola. Del interés que despertó su fundación se genero una segunda emisora, llamada a emular con la primera en programación en sintonía. La Voz de la Montaña surgió con una disidencia del grupo fundador de La Voz de Antioquia y ejerció una competencia estimulante para el desarrollo de la radio en región antioqueña. Hacia 1935, las dos emisoras de Medellín y la Nueva Granada de Bogotá, marchaban adelante en sintonía gracias a su novedosa programación, basada en el entretenimiento de la audiencia.

El verdadero despegue de la radiodifusión en Colombia se registro a la mitad de la década de los años treinta, cuando se presentaron las condiciones coyunturales propicias: una legislación estimulante, una política proteccionista de la industria local, que de soslayo estimulo el crecimiento del nuevo medio publicitario, y un exitoso vinculo entre la industria y la radio, que constituyo al principio motivo de la preeminencia de la radiodifusión antioqueña. En 1936 Medellín contaba con seis emisoras, una de carácter oficial y cinco comerciales, es decir, una más que la capital de la República. No solo el número de emisoras fue el inicio de la vitalidad de la radio en Antioquia: fue principalmente el nivel y la variedad de su programación.

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