6ª La socialización como identidad del yo y la competencia comunicativa.

Es la teoría propuesta por la Escuela de Francfort, de la secunda época, representada por Jurgen Habermas, quien corrigió y enmendó no pocos asertos de sus predecesores M. Horkheimer, H. Marcüse y Th. W. Adorno. La teoría crítica es una ilustración universal y sistemática sobre la conjunción de las teorías científicas y sobre la intelección intersubjetiva.

El sujeto es un proceso histórico que requiere la autorreflexión para configurarse, tal y como había sugerido Hegel, en su intento de comprender la constitución real del yo. Para conseguirlo y explicar la identidad del yo, que es fundamental para la socialización, nos servimos del trabajo, de la interacción y del lenguaje.

Habermas crítica la teoría del modelo o teoría del rol, sirviéndose de tres principios reguladores del pensamiento: la reconstrucción de la teoría del rol; la reconstrucción de la génesis del yo racional, con clara referencia a Piaget, Kohlberg y Chomsky; y la reconstrucción de las condiciones de la posibilidad del lenguaje normal.

La teoría de Habermas sobre la socialización es una explicación de la formación del sujeto, en un proceso dialéctico e histórico. Los aspectos fundamentales del proceso socializador son: la formación del sujeto gracias a los modelos originales formativos: el lenguaje, el trabajo y la interacción; la identidad del yo no es innata, sino un proceso dialéctico e histórico; el yo es la identidad de lo universal y de lo particular, una especie de sistemas de normas universalmente válidas, que permiten aplicaciones individuales y particulares, de forma que el recién nacido se personaliza al socializarse, aunque su ser prelinguístico este repleto de elementos biológicos.

La socialización, prosigue Habermas, no es un proceso racional y cognitivo, sino también afectivo e inconsciente, reducible a la competencia comunicativa, en la que el lenguaje es su principal elemento, distinguiendo en el lenguaje cuatro funciones: comunicativa, representativa, regulativa y verificativa. La acción comunicativa (acción simbólicamente mediadora) se da en un conjunto de manifestaciones verbales y de juegos verbales habituales y normativamente seguros. El discurso no es únicamente una manifestación verbal, ni expresión de temáticas constantes, sino la comprensión problemática mediante la acción comunicativa elaborada y fundamentada. Por el discurso se conquista la consistencia de las opiniones y de las normas. El individuo, a lo largo del proceso histórico de socialización, consigue la competencia lingüística con capacidad de intervenir en el dialogo. La competencia comunicativa requiere lenguaje e interacción; por el lenguaje nos emancipamos y por la interacción alcanzamos reciprocidad.

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